15 sept 2017

La frágil mano de Dios. Un nuevo libro de la tetralogía de Jean-Claude La Limbe




"He llegado a la conclusión de que la mano de Dios es una mano huérfana, exclamó el Padre Séverin Des Ciels, célebre teólogo de La Escuela de Altos Estudios de Teología y Metafísica de París, ante el auditorio que abarrotaba el aula La Joie. Y añadió: Siempre se ha explicado el eje de la Capilla Sixtina de Miguel Ángel como un acto de creación del Ser por excelencia sobre la Nada. Ahora he llegado a comprender que la Nada arrastraba a la Nada y que el pintor hacía un guiño a las críticas que estaban surgiendo en Alemania a la corrupción de la clerecía. Todos los asistentes saltaron al unísono en un bronco ¡oh!, se miraron entre sí, unos con sonrisa cínica, otros con risa contenida, muchos con rostro severo y encogido y los más con preocupante estremecimiento. No, dijo el teólogo, no voy a despachar de un plumazo a Dios. Cada cual puede seguir manteniéndolo como guste. Simplemente quiero hablar de su orfandad originaria que ha pretendido trasladar al hombre". 

Así comienza La frágil mano de Dios,  obra de Jean-Claude La Limbe, tercera parte de la tetralogía De lo no creado y de lo inventado, donde el autor se ha propuesto interpretar a su manera cómo la historia humana está compuesta de vacíos que son suplidos por el hombre y acaban traducidos en nuevos desiertos. La capacidad hábil primitiva, la cultura, las creencias, el amor, las fantasías, los mitos antiguos y las ilusiones modernas, son algunos de los temas en los que, por medio de tramas y personajes que recuerdan los existentes en el pasado, intenta bucear. Cierto que su intención no está sino cargada de una ironía desgarradora que no deja títere con cabeza y con la que en absoluto pretende dañar las ideas que cada individuo lector tenga dentro de sí. "Al fin y al cabo, suele decir La Limbe, uno piensa lo que quiere acoger y lo que cree que necesita, como comer melocotones o subir a un tren. Las ideas no tienen pureza, son sólo su utilidad." 

En esa dirección La Limbe cuestiona las obras de los genios pero profundiza en las intenciones ocultas. Véase este párrafo: 

"Buonarroti no solía subir al andamio tantas veces como se ha pensado. Los temas de la magna obra encargada ya estaban concebidos desde los textos sagrados. Él necesitaba contemplar a Dios desde el suelo, no solamente porque así fuera la condición humana, sino porque el verdadero poder del hombre, sublime en un pintor, es la perspectiva. Quien tiene perspectiva de las imágenes de personas, de paisajes y de objetos, la tiene también sobre el pensamiento. Y esto, que al principio no era sino algo rudimentario y derivación lógica de la necesidad de procurar la subsistencia, se ha trocado a lo largo del tiempo histórico y de la experiencia humana en rector de los actos, desde los más elevados a los más modestos. El pensamiento ha destronado la orfandad divina, aunque quién sabe si para asentar el desvalimiento humano. El genio de Caprese lo tenía claro."

Literatura provocativa, lenguaje fluido, abundancia de citas de personajes y acontecimientos históricos...¿Qué más se puede pedir a Jean-Claude La Limbe, hábil excavador y, por lo tanto, demoledor  de las falsas ideas construidas por los entes más interesados de la historia? La novela ha aparecido en la editorial francesa La main stupide. Ojalá sea traducida y puesta en nuestras librerías lo antes posible.




(Fotografía de Paul Nogué) 


6 comentarios:

  1. y la perspectiva se suele acrecentar con el paso del tiempo....me parece. Pero cada cual tiene el derecho de experimentar la vida cualquiera que sea la perspectiva desde que nace y si resultare molesto o incómodo al grupo lo mejor que podría hacer es apartarse. No se si tristemente, pero ese movimiento de alejamiento proporciona una mayor perspectiva a eso que condicionamientos previos no hayan ahogado ya al individuo, en cuyo caso esos mismos condicionamientos le amarrarán a permanecer balando continuamente la misma nota y considerará la soledad como algo indeseable. No es de extrañar: Solito y con una sola nota repetitiva en su cerebro. Creo que los loqueros tienen un nombre para tal circunstancia. Pobre diablo digno de compasión, no de "compartición", que es lo que está adiestrado a considerar, compartir=alimentarse a costa de, es decir chupar del bote ajeno. Ay qué pena. ( Dinámica extensible a todos los planos, desde el más íntimo al más público o publicitado)

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    1. Un amigo que pasó un montón de veces por manicomios llamaba a los vigilantes "pobres cuerdos dignos de compasión", y estos no podían sino darle a veces la razón (que no la había perdido del todo)

      No hay mayor locura que la ignorancia (matriz del fanatismo)

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  2. Uno ensaya con los años distintas perspectivas de nuestra propia pequeñez. La idea de un Dios huérfano creo que es muy fuerte y nos cambia nuestra manera de comprenderlo, incluso con debilidades y carencias. Interesante. En relación a la frase final de tu comentario en respuesta a emejota, creo que aunque nos esmeremos, en el fondo siempre seremos ignorantes, porque no está en nuestra capacidad comprender la Verdad absoluta, por lo tanto siempre seremos un poco locos.
    =)

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    1. Yo no me preocupo hace mucho no ya de buscar tal señora llamada Verdad Absoluta, sino que ni me interesa si existe acaso porque tengo claro que no. Por supuesto que vivir es saber algo: por una parte lo útil y esto incluso limitado para la subsistencia. Sobre lo que creemos más trascendente todo es un mundo de suposiciones, algunas cosas comprobadas y otras claras tonterías que no conviene creer para no perder el tiempo con ellas.

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  3. Qué interesante éste tu blog, Gregorio. He estado viendo tus entradas y además me apunto como seguidor para estar al día. Necesito un rato para estar tranquilo y leerte con atención. De modo que ya tengo deberes para esta tarde.
    Un saludo :)

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    1. Gracias, Gumer. Ya ves que no solo de realidades cotidianas más o menos ingratas vive el hombre, también de invenciones que compensen.

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