3 abr 2013

La pose





Existe un instante en toda lectura que apenas se advierte. Un instante de vacío. Tal vez se medita y se le concede un breve tiempo de dispersión. Acaso se produce un dulce transcurso en que solo se piensa en las  musarañas. Es cuando el lector hace una parada y no suelta el libro. Existen múltiples variantes. Son como poses, pero también caricias. El libro se palpa solamente. El libro no se cierra y se introduce un dedo para que no se escape la página. El libro se coloca sobre el regazo. El libro se coge con ambas manos y se aproxima al mentón. El libro se cierra, marcapáginas de por medio, y se acaricia su portada o su lomo. El libro se deja sobre los muslos con la palma de la mano depositada sobre la doble página abierta. El libro se levanta y se frota contra una de nuestras sienes. El libro se eleva por encima de nuestra cabeza como emblema, enarbolado por una mano que no es ni mano alzada ni puño obtuso, sino otro estado. El libro se deja contorsionar por los diez dedos. 

Salvo en esos momentos de traición suscitados por la somnolencia nocturna, en que el libro puede deslizarse y caer, tendemos a amarrar el libro. Es el libro materia, no solo el libro texto. Un volumen, un tamaño, una textura, una calidez, un aroma. Un símbolo histórico. Un soporte cuestionado. La percepción que el libro aún ofrece y que el ebook no creo que todavía aporte. Tal vez por eso me guste esta fotografía de Marta Vicente. El libro se acuna. El libro se tensa como adarga. El libro va a proyectar los rayos del sol como un espejo. Las manos miman un cuerpo. Una otra clase de cuerpo. Tal vez el cuerpo que más tocamos. 



16 comentarios:

  1. Podrá desaparecer, pero no me cabe la más mínima duda de que ni ebook ni ningún otro artilugio o sucedáneo podrá jamás sustituir al libro.

    Bellísima y acogedora entrada. Gracias

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    1. Me gustaría ser de esa opinión (en cierto modo lo soy), pero no sé si las próximas generaciones lo verán de la misma manera.

      Muchas gracias.

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  2. No es difícil recordar esa pose, ni se puede olvidar ese contacto físico del papel, ni la belleza de las portadas -alguna vez es esa ilustración la que te arrastra a una lectura desconocida- a la vez es nostálgico porque nos recuerda todos libros desde la niñez pero, voy a poner un pero, la lectura, pura y dura, las anotaciones, los subrayados, en el ebook tienen una altísima posiblidad de uso y, lo más importante, el espacio que ocupa el libro físico. Por otro lado también pueden compartir.
    Saludos.

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    1. Sí, eso me dicen quienes van teniendo el electrónico. Supongo que la gente que tiene libros y a la vez tableta es como aquello de estar dividido por dos amores de distinta naturaleza.

      Saludos.

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  3. Está vivo el libro, lo certifico y me vivifica con su tacto, olor, casi sabor, ritmo y lomo, página señalada y me sobreviene un dulce ensueño en cualquier pose.

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  4. ¡Qué bella observación!

    Así como en el regazo, me gusta cuando se queda encima del pecho acompasando la respiración y meciéndose en el sueño del lector.

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  5. Tocar el libro, pasar sus páginas, mimarlo en sí.
    Así es.
    Saludos.

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  6. Tierno Galván, ex-alcalde de Madrid, ya muerto, decía que leía como beben los pollos: bebe, levanta la cabeza, bebe, levanta la cabeza....
    Leer así, además, permite hacer eterno (o al menos muuuu largo) la duración de un buen libro, para que no se acabe, como sundae de caramelo de mcdonalds, rechupeteando la cuchara....
    un saludo o dos,

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    1. Yo lo hago, a veces con la excusa de comer pipas de calabaza o esas otras porquerías que tienen grasa y sal por todas partes pero con las que entra la cerveza a ciegas.

      Oye es verdad eso, hay libros que no apetece terminar, ¿no te pasa? pero por lo ricos que saben.

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  7. Me gusta aquello de "Las manos miman un cuerpo. Una otra clase de cuerpo. Tal vez el cuerpo que más tocamos." El tipo de papel blanco, granulado, reciclado, satinado, etc. como diferentes pieles con lunares, con arrugas, bronceadas, tersas...

    Usted, señor o señora K., es tod@ un(a) hedonista sensitiv@, my friend.

    PeterP.

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    1. Cuántos cuerpos tocamos en ese cuerpo, oiga. Cuánto nos entregamos al mismo y cuánto se nos concede a su vez de su hermosa bondad.

      Me reconozco en un epicureismo audaz de las lecturas, sí señor o señora de los Devaneos andantes e mobiles.

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  8. Encantada de conocerte, Gregorio. Me deleito con tus escritos.
    Un abrazo.

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