10 ene 2016

La fotogénica, opera prima de Vojtèch Spassky




"La primera vez me costó convencerla para que posara, pero un tiempo después fue una adicta inconfesable de mi estudio". Así comienza La fotogénica, novela breve del checo Vojtèch Spassky, autor cuya vida se vio truncada por el totalitarismo. "Conocí a Bára en una audición de jazz que mis amigos promovían en Kampa, en la taberna del viejo Janos. Aunque aquellos pequeños conciertos no eran del agrado de la autoridad solíamos celebrarlos a puerta cerrada, salvo en el comienzo del verano en que, por medio de un ardid administrativo, nos daban permiso para que, dentro de un horario prudente, pudieran tener lugar en la terraza junto al Vltava. Naturalmente, para los conciertos dentro de la taberna se cerraba la puerta, pero una vez se había llenado el local. La delegación gubernativa no impedía los conciertos, pero trataba de establecer un cordón sanitario con el exterior. ¿Acaso habría pensado que la música pudiera exportar a las calles de Praga un espíritu disconforme que cuestionara la legalidad al uso? No éramos solo los perpetuos fetichistas del jazz quienes acudíamos, sino también algunos disidentes políticos y sobre todo gente que buscaba respirar otros aires estéticos y, sobre todo, una cierta mística que únicamente podía proporcionar el encuentro fraterno en torno a una música viva. Bára, estudiante de Agrarias, acudía allí con otros amigos, buscando seguramente librarse del olor a estiércol, aunque fuera a base de combinar música y Pilsen. Alguien, tratando de halagar a Bára, me la presentó sugiriendo que sería de mi agrado desarrollar un trabajo de estudio con ella, e incitándola a que condescendiera. Bára, al oír el verbo posar se ruborizó, hizo un mohín de desagrado y dijo un no rotundo que expulsó todo su aliento cervecero sobre mi rostro. Yo, a todo esto, no había abierto la boca. Pero quién me iba a decir a mí que aquella negación con marca Pilsen iba a producir un interés por la joven estudiante. Cada vez que nos miramos en aquella velada Bára trataba de poner un rostro más duro y resistente. Yo le respondía con muecas que cualquier hombre interesado hubiera evitado. No sé por qué me pasé el concierto lanzándola mensajes de burla ni por qué ella siguió correspondiendo con gestos de enfado cada vez más diluidos. Hubo un momento de euforia del personal al cerrarse una pieza de saxo a lo Gillespie, con la gente en pie, la cerveza como himno y la ebriedad como alma que nos hermanaba, en que Bára rió, pero su risa no fue náufraga sino que trazando un arco desde su posición fue a caer directamente sobre mi rostro alelado. Fue entonces cuando supe que Bára posaría para mí".

La fotogénica, de Vojtèch Spassky, se editará en breve en Ediciones Trasmundos, en traducción de Viktor Speljer y Ana Hoff Gabás. 
    


(Fotografía de Martin Munkacsi)


12 comentarios:

  1. La verdad que entran ganas de echarle un vistazo cuando vea la luz.

    Saludos.

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  2. Un hermoso comentario de lo que puede ser el comienzo de una historia de amor y no solo fotográfica. Un abrazo

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    1. A veces las historias de amor son meras imágenes soñadas, deseadas o fantaseadas. Un abrazo.

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  3. Me ha gustado mucho este texto que has escogido...

    Es curioso como comienzan las cosas... como es la trama de la vida.

    Tu blog es muy, muy interesante. Es un placer leerte. Gracias!.

    Muchos besos.

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    1. La trama de la vida es lo más enrevesado que existe. Agradezco tu paso por esta biblioteca circunstancial Maika S.

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  4. El texto acompaña al retrato.
    Ambos dejan suficiente espacio para la sugestión.

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    1. Tal vez porque todo texto escrito tiene delante una o más imágenes.

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    2. Casualitats o no, els txecs solen tenir molt bons novel·listes.

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    3. En efecto, Olga, ya sea en lengua checa o alemana. Pienso en Jan Neruda, en Meyrink, en Leo Perutz, en Franz Kafka, en Karel Capek, en Jaroslav Hasek, en Seifert, en Hrabal, en Rilke, en Klima, en Holan...Pero hay muchos más, aunque las obras de los citados nos hayan llegado más extensivamente. Pero Spassky es un tipo especial.

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  5. La escena de los gestos y la expresión de ella tal y como ya diluyéndose son geniales.

    Muchas gracias por la sugerencia; para mí, que soy una empedernida lectora (que no se ofendan los españoles pero no leo absolutamente nada americano ni español porque siempre me parecen vanos y vacíos) es un gran regalo el saber de este libro.

    Un abrazo y un cafelito, que a estas horas ya apetece.

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    1. Una aclaración para mi curiosidad: cuando dices nada americano ¿te refieres a lo americano en español, en portugués o en inglés? Ya te digo que solo es curiosidad. Ah, te prevengo contra los libros raros. Gracias, censura.

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