(...) Yo estuve allí.
No era mi destino pero el azar me condujo a aquel lugar
y no quise volver.
y no quise volver.
Presencié la construcción del egregio edificio.
La disposición del terreno, la cimentación, los alzados.
Me uní a los arquitectos y delineantes,
que me mostraron los planos y me hablaron de sus problemas.
Recorrí con el maestro de obra los trabajos de los albañiles.
Me mezclé con cuadrillas de canteros.
Los talladores me hicieron ver cómo la piedra deja de ser
y cómo nacen las formas de las imágenes.
Salté de uno en otro de los grupos
de poceros, soladores, alicatadores, herreros,
plomeros, ensambladores, pizarreros, tejeros.
Los ebanistas hicieron magia delante de mí con la madera
y los vidrieros iluminaron la oscuridad inicial del templo.
No era infrecuente presenciar el precio de la dureza de las obras
que se cobraba inutilidad y vidas.
Traté con gentes de diversas naciones, algunas lejanas.
Escuché múltiples lenguas, aprendí algunas y enseñé otras.
Comí lo que comían los obreros,
me solacé con las mujeres de aquella ciudad,
presencié los castigos de cuantos no comulgaban con la ley
por no querer ceder su conciencia.
Soporté las visitas de los fundadores
envueltos en sus ropajes altivos.(...)
Traté con gentes de diversas naciones, algunas lejanas.
Escuché múltiples lenguas, aprendí algunas y enseñé otras.
Comí lo que comían los obreros,
me solacé con las mujeres de aquella ciudad,
presencié los castigos de cuantos no comulgaban con la ley
por no querer ceder su conciencia.
Soporté las visitas de los fundadores
envueltos en sus ropajes altivos.(...)
Omar Karás, Relación de mi viaje a la terra incognita del oeste. Único ejemplar del año 1501, conservado en el Archivo General de Ispahan.
Un texto muy inquietante. Una especie de crónica de viajero en el tiempo.
ResponderEliminarSaludos.
Túnel del tiempo, idea que siempre me deslumbró...
EliminarInteressant, molt interessant.
ResponderEliminarLa construcción en tiempos pretéritos...¿no te gustaría ver por la rendija del tiempo?
Eliminartodo un aprendizaje,
ResponderEliminargracias
saludos
Ya sabes, se aprende siendo uno más.
EliminarEl eterno retorno nietzscheano.
ResponderEliminarAuténtica obsesión para algunos, entre los que me encuentro. ¿En busca de...?
EliminarEn busca de la búsqueda en sí. ¿Cómo podría el barco navegar si careciera de horizonte? La utopía, que es una versión del enigma, funciona del mismo modo que el horizonte. Imaginemos que existiera un último enigma cuya resolución descifrara todos los demás, esto supondría la desaparición del horizonte humano y la emergencia de un "paisaje" difícilmente concebible. Caminar, vivir, eso es lo que anhelamos, y para ello necesitamos un horizonte hacia el cual dirigirnos.
EliminarSi estoy de acuerdo, Loam. Pero uno, que es a estas alturas vitae muy nietzscheano gusta de matizarse a sí mismo. En busca del horizonte que nos imaginamos, me digo a mí mismo, lo cual no implica la pérdida de referencia del horizontal ese al que tanto como tú yo aún, ingenuamente tal vez, aspiro. Si no nos lo quitan de delante.
EliminarInteresantísimo, me gusta confrontarlo con lo que me encuentro en las obras de hoy y con los industriales de hoy y creo que en cuanto a los métodos, no ha cambiado demasiado, en todo caso una caída hacia abajo.
ResponderEliminarSalud
Francesc Cornadó
Vaya, y yo que creía que era otra cosa ahora...ya veo que no.
EliminarDetrás de cada golpe de martillo hay un horizonte.
ResponderEliminarNo nos imaginamos hasta qué punto. O tal vez sí, tal vez si le echamos sueño y ficción alcancemos a viajar por las rendijas del tiempo.
EliminarUn abrazo.